lunes, 30 de diciembre de 2013

Das Fenstergeist

Cuando estuve destacado en el puente del Lyss era sólo un cabo, más bien atocinado, que contaba días que le quedaban para licenciarse. Aquella guerra se volvía más extraña cada neblinoso día que pasaba; los informes de Inteligencia eran vagos, los mandos no soltaban prenda y los veteranos no hacían más que meter miedo con historias sobre los pocos cadáveres (propios o ajenos) que el enemigo dejaba atrás y sus cuentos de escaramuzas pasadas. Sabíamos que Rusia y España se habían unido a la Alianza Continental y eso era bueno, pero la sombra del conflicto y el clima gris y húmedo de aquella parte de Bélgica y sofocaban cualquier resquicio de optimismo. Deseaba con todas mis fuerzas alejarme de todo aquello.

El vacío entre las estrellas

Llevo toda la tarde aquí sentado, repasando absurdamente cada palabra. Como si fuera a sacar de ellas algo más que lo que dicen alto y claro.

“En silencio, por un momento, en medio de mi vida.
En la mano derecha la postal de mi adolescencia tardía. Los primeros encuentros. Ilusiones afines. Descubrimientos a dos bandas. Tú y yo, y luego, si acaso, los demás.
A la espalda una vida fuera de ti. La conciencia de nuestros caminos. La acumulación de experiencia y lecciones.
A la siniestra, las gemelas: Espera y Esperanza.
Y frente a mí, la vida como una rueda llena de números rojos y negros. Unos ajenos, otros conocidos, algunos imposibles.
¿Cuándo el mío? ¿Cuándo el nuestro?”

Un demonio y una sonrisa (A2k)

Ya sólo vuelo cuando sueño. Así que duermo todo lo que puedo y me molesta que me despierten. Cosa que descubrió por las malas la azafata de Spanair cuando llegamos a Tenerife. No era un viaje que me apeteciera hacer, pero mi informador aseguraba que Beléz se había asentado en la isla y yo necesitaba a ese demonio. Pensé que conociéndolo no sería difícil localizarlo. 
Me equivocaba, tardé tres días en hacerlo. Después de varios intentos fallidos de contacto acabé examinando un parque urbano en el centro de la capital de la isla. No esperaba conseguir mucho, me parecía un lugar demasiado expuesto incluso para una ciudad tan pequeña, pero en cuanto encontré la caja de música supe que había dado con él. Era muy de su estilo, un enorme platillo espacial que al girar sobre su base de hormigón hacía sonar una inconexa sinfonía de latas y varillas de metal. Después de tanto tiempo todos seguimos atraídos por la música.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Noche de Paz (A2k)

Las nubes formaban un mar de algodón bajo los dos cazas. 
- Control. Aquí patrulla 42. Cubierto el tercer segmento. Completamos dos más y volvemos. Cambio.
- Recibido Decker. La patrulla 41 informa de un avistamiento. Plumas blancas varios kilómetros al norte de su perímetro. Estad atentos. Cambio.
- Recibido control. Cambio y corto -abrió el canal de radio con el otro piloto y relajó el tono-. ¿Lo oíste? ¿Puede que tengamos fiesta?
- Ojalá que no. La única fiesta que quiero esta noche es una buena cena y dormir. Asco de Navidad.
¿Navidad? No jodas hombre. Eso se acabó cuando empezó la guerra. ¿A quién coño le importa ya esa mierda?
- Si bueno, cuesta quitarse la viejas costumbres.